No eran comidas, eran alojamientos. Menuda pelotera se formó este viernes en el despliegue de la Guanchancha en La Palma con la publicación en CanariasAhora.es, de la primera incursión hotelera de algunos de sus miembros en busca de facturas con las que complementar sus aún ignotos ingresos.
Los mandos del flamante cuerpo volcánico pusieron firmes a los agentes, fotocopia de los Top Secret en mano, para encargarles la primera investigación de calado: ¿quién coño fue el que hizo esto?, viene a decir la encomienda.
Mientras tanto, los hoteleros que nos informaron de esta primera trapisonda policial nos matizan al afirmar que no eran facturas de comidas lo que pedían los agentes sino de alojamiento, mucho más elevadas y comprometidas que las anteriores, porque no casarían con el obligado registro policial que han de conservar los establecimientos.
Pero, eso sí, los agentes se ofrecían a abonar el IGIC correspondiente, de modo que los expendedores del falso documento no tuvieran que verse perjudicados. Por cierto, la respuesta obtenida por los guanchanchos recaudadores fue siempre negativa.
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